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La realidad como metáfora se convirtió en una "ilusión óptica", en  un nuevo relato de la fragmentación cultural dentro del mundo globalizado.  La pérdida de sentido común de las acciones humanas para occidente (que paso de la imagen del mundo construida por el sentido histórico del pensamiento moderno a lo casuístico), produjo la reificación de un nuevo sentido común. El de una realidad que trasforma a la voluntad consiente  en un reflejo ilusorio que existe solo por la eficacia retorica  de su  imagen, pero que desprende una escritura que no tiene correspondencia simbolica con objeto  real alguno. Presentando al cuerpo  sujeto a identificaciones imaginarias producto de un puro deseo individual en una fugaz perdida de correspondencia con el contexto que lo coloca simultáneamente tanto dentro como fuera de la realidad que habita.  A causa de los cambios técnicos,  pero también de las radicales y efímeras posturas políticas y teóricas de moda que danzan por el poder dentro de la hipérbole  producidad por los medios que son el reflejo de un narcicismo individual que todo la trasforma en diferencia. La posmodernidad en gran medida construyo un nuevo discurso cultural,  una nueva metáfora que nos dejo como creencia social que las palabras no corresponden con las acciones humanas y por ende las imágenes que vemos no son lo que representan en realidad. Pero como señala Alejandro Grimson  sobre tal descubrimiento que consumó la imagen de un cuerpo fragmentado  y de ilusoria presencia. “Eso solo significa que no hay ninguna ley que garantice la correspondencia,  pero tampoco hay ninguna ley que garantice que no la allá”.

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Tomando estos aspectos conceptuales como punto de partida  para mi performance mi intereso generar un dialogo entre mi acción y la instalación " La nube" de Mireya Baglieto ( por quien fui invitado a participar) jugando entre el adentro y el afuera del espacio, entre mi propuesta y la de ella,  entre la ilusión que toda acción representa y la realidad que produce en consecuencia, como señala Mireya: "... y son las puertas de nuestro mundo interno que se abren majestuosas y humildes, densas y leves, sombrías y luminosas, para comprender aquello que aún no tiene forma ni existencia en la memoria."